00:13 h. miércoles, 22 de mayo de 2024

Equipo y ejercicios para pescar en condiciones

Trueiro  |  21 de abril de 2014 (14:53 h.)
Imagenes de los ejercicios para pescar. / Pepe Casal

Durante el X Encuentro de Prensa de Vilagudín, al día siguiente del primer día de pesca, me encontré un panorama de dolores y molestias por doquier, aparte de las lógicas e inevitables agujetas con las que desayunaron en los hombros y trapecios los que por primera vez habían utilizado las piraguas que Omei había puesto a disposición de los asistentes.

Durante el X Encuentro de Prensa de Vilagudín, al día siguiente del primer día de pesca, me encontré un panorama de dolores y molestias por doquier, aparte de las lógicas e inevitables agujetas con las que desayunaron en los hombros y trapecios los que por primera vez habían utilizado las piraguas que Omei había puesto a disposición de los asistentes.

Diría que casi a todos les dolía “algo”.

Pescar en piragua es realmente una gozada, hacerlo en pato también, recorrer caminando las orillas del embalse con el agua por la cintura, dándole a la cola de rata sin parar para ver si alguna ninfa de Paco Redondo conseguía engañar a algunos de los muchos truchones que hay en Vilagudín, fatiga, al igual que lanzar, lanzar y lanzar un rapala pesado para ver si alcanzo aquel lejano lugar donde acaba de cebar una gran trucha, o el simple hecho de caminar por una interminable orilla, para colmo inclinada, durante una jornada de mañana y tarde, cansa bastante, a pesar de los guisos de pulpo, excelente albariño, mejor ambiente y algún que otro chupito de orujo gallego, utilizados como merecido reconstituyente.

Los tiempos de descanso y recuperación, muy justitos, agravan todavía más el problema.

Los que sabéis lo que es estar durante varias horas seguidas pescando a cola de rata o a cucharilla, aguas arriba, vadeando contra corriente con el agua a la altura de las rodillas o de la cintura, más de una vez habréis notado que el frío comienza a ganar terreno y nuestros gemelos y rodillas comienzan a acusarlo. Al terminar la jornada tenemos la sensación de que las piernas están duras, que no es otra cosa que la sensación que produce una musculatura ligeramente contracturada.

Si nos dedicamos a la pesca del salmón el esfuerzo es mucho mayor, tanto con una caña de dos manos para la cola de rata, como con una caña que aunque ligera y potente, debe de servir de lanzadera para esas pesadas cucharillas, devones o peces artificiales, que con más esfuerzo del habitual queremos situar en el lugar clave o en la orilla de enfrente, que siempre presuponemos como la buena, siendo el summun del esfuerzo la pesca a cebo con la caña de 10 metros.

Una vara de 10 metros por muy pocos gramos que pese, sobre 500 las más ligeras, produce unos momentos de inercia que ponen a prueba la musculatura lumbar del más fuerte. Si tenemos el privilegio de pescar en Asturias, donde todavía quedan tramos libres y podemos hacerlo con una cierta periodicidad, el mal es menor ya que la caña, cuál hábito que hace al monje, con la asiduidad de lo cotidiano, hace que nuestra musculatura se fortalezca y que nos “pese” menos, aguantando mucho más tiempo en la posición de pesca. Pero si somos unos mortales que cuatro o cinco veces durante la temporada podemos echar una quisquilla y un par de merucos en jornadas muy dispares, pobre de nuestras vértebras lumbares salvo que estemos en una óptima condición física.

Me voy a permitir dar algunos consejos que pueden ser útiles para los que los necesiten.

Comenzamos con la ropa de pesca y por la cabeza.

En días de frío, lo primero que debemos abrigar es nuestra cabeza y si podemos encontrar, cosa nada fácil, una buena gorra verdaderamente impermeable y transpirable, mejor que mejor. Gorras y gorros, como las meigas, habelas hailas, pero cómodas, completamente impermeables y con auténticos tejidos transpirables, pocas.

Las prendas que cubren nuestros hombros y espalda, a gusto del consumidor, aunque aconsejo que la camiseta que está pegada a nuestra piel sea de tejido transpirable y que para que haga bien su labor, sea de una talla lo más ajustada posible al torso.

Lo que resulta muy importante es lo que nos ponemos debajo de los vadeadores. Sean éstos de neopreno o transpirables, lo que nunca debemos hacer es ponerlos directamente sobre los vaqueros o los pantalones multibolsillo con los que hemos salido de casa, ya que éstos no transpiran y lo que harán es mantener la humedad que en forma de sudor produce nuestro cuerpo. Un pantalón de chándal o una prenda de algodón tampoco es la solución, pues se va a empapar y vamos a tener la sensación de que el vadeador filtra agua o humedad. Necesariamente, si queremos pescar cómodos, debemos poner una prenda técnica que sea transpirable, que expulse nuestro sudor al exterior y que si se encuentra con un vader de neopreno el vapor de agua se quede ahí, entre el exterior de la prenda y el interior del neopreno, y que si éste es transpirable, salga la humedad al exterior.

Incluso en días de frío o vadeando aguas muy frías podemos poner una segunda prenda, forro polar o cualquier otro material sintético que transpire, pero siempre con la primera ceñida al cuerpo. En cualquier catálogo de ropa de pesca se ofrece este tipo de complementos.

Yo, que soy bastante friolero, acabo de probar esta temporada unas mallas deportivas, de poliamida y elastano, similares a los pantys que utilizan las señoras. Son realmente muy buenas ya que aparte de que transpiran, están fabricados especialmente para comprimir con una gran presión los pies y después, gradualmente, ir disminuyendo la compresión hasta la cintura, lo que favorece el retorno venoso de la circulación sanguínea, permite una mejor oxigenación de la musculatura y hace que la fatiga tarde mucho más en aparecer.

Los he probado en ríos difíciles de andar, durante doce horas continuas de pesca con el único descanso de comer algo de chocolate y beber un poco de coca cola, llegando muy cansado al final de la jornada pero con una sensación en las piernas completamente diferente. Como complemento a la acción de las mallas, de regreso me pongo unos calcetines especiales para recuperación que llegan hasta la rodilla y que también tienen un alto nivel de compresión, tanto, que no se deben utilizar más de un par de horas. Me los pongo, voy conduciendo, y suelo llegar a casa con las piernas perfectamente recuperadas.

Mallas y calcetines sólo tienen una pega y es que hay que acostumbrarse a ponerlos y quitarlos, lo que requiere un aprendizaje sencillo pero paciente. Tienen la gran ventaja de que se fabrican casi a medida y creo que realmente merece la pena probarlos. Al que no le gusten las mallas tiene los calcetines que se recomiendan para montaña o senderismo que son los de mayor nivel de transpiración. En www.medilast-sport.com podéis encontrar más información.

De los vadeadores transpirables habría mucho que hablar y decir ya que mientras unos transpiran de verdad otros lo hacen de aquella manera. De todas formas, día a día, estos productos son de mayor calidad y de menor precio, con lo que si aguantamos una temporada con ellos, pues todos contentos. Por supuesto que dándole poca caña, aguantan mucho más.

Lo que sí considero muy importante y conveniente es acostumbrarse a realizar unos sencillos y fáciles estiramientos. Con tres minutos antes y tres después de la acción de pesca os garantizo que os vais a encontrar mucho mejor. Es más, si la jornada es larga, se deben ejercitar varias veces, entre cambio de mosca y mosca, para eliminar las tensiones musculares, retrasar la aparición de la fatiga y eliminar el dolor muscular.

Comienzo por los gemelos con un sencillo estiramiento. Se trata de estirar el gemelo llevando la cadera hacia delante sin levantar el talón del suelo. Comenzamos a estirar y cuando el gemelo nos “duele” un poquito, por la tensión que produce el estiramiento, aflojamos dos o tres segundos y volvemos a la posición inicial durante 10 o 15 segundos más.

Resumen: estiramiento progresivo inicial de 4 o 5 segundos, llegada al umbral del dolor, donde aflojamos la tensión 2 segundos y vuelta a estirar de 10 a 15 segundos. A continuación el otro gemelo.

Después pasamos a la parte posterior de la pierna, la musculatura isquiotibial que suele tener, sobre todo si se pierde elasticidad o se acorta con la edad, una gran incidencia en los dolores de espalda en la zona lumbar.

Este estiramiento lo podemos hacer apoyando la pierna en el maletero o en el asiento del coche o en cualquier lugar que permita la ejecución del ejercicio.

La mecánica igual que en el caso anterior, 5 segundos, 2 de relax y de 10 a 15 segundos de estiramiento. Hay un detalle importante que debemos tener en cuenta en el pié de apoyo ya que debe estar con la punta del pié alineada al frente, no hacia un lado.

Un tercer estiramiento es el de la musculatura de los cuadriceps, lo que normalmente entendemos por muslos. La mecánica es la misma, 5”, 2”, y de 10 a 15 segundos, con las piernas paralelas y el tronco ligeramente inclinado hacia atrás. Se puede hacer apoyándonos en la propia carrocería del coche si no encontramos una superficie más adecuada.

Terminaremos bajando la ventanilla o agarrados a un árbol haciendo el último estiramiento que combina isquiotibiales y la musculatura de la espalda. Aquí podemos introducir la variante de cambiar la posición de las manos y poniendo, por ejemplo, la mano derecha en el lugar que ocupaba la izquierda, mientras esta mano se deja libre y relajada. Cuando llevemos la cadera hacia atrás notaremos el estiramiento en la musculatura dorsal.

El lateral de nuestra espalda se estira de forma que parece que casi se va a romper. Este estiramiento se puede repetir varias veces durante la jornada de pesca, cuando nos encontremos un árbol o piedra adecuados.

Al finalizar la jornada, sobre todo si al día siguiente también tenemos programada actividad pescantil, es importante volver a repetir los estiramientos. Es más, debe hacerse si queremos estar en buenas condiciones musculares y físicas.

Considero que estos 4 o 5 minutos nos van a reportar un beneficio. Creo que merece la pena. Probadlo y veréis como va bien.

Por Pepe Casal

Hemeroteca